¿A quién se le ocurre?, ¡Omran la que has liado!
No te hagas el tonto no, no mires
para otro lado o mantengas la mirada perdida y desolada,
la culpa de caer la
bomba sobre tu casa, sobre tu familia, sobre tus amigos o sobre todo lo que
conocías, es del todo tuya.
Serás un niño, seguro que empezabas a
jugar al fútbol con tus amigos y, aún llorabas cuando te hacías daño corriendo
en busca de tus padres, pero deberías pensar en la suerte que tienes. De forma
estruendosa, entre una nube de polvo, con escombros que aprisionaban tu cuerpo
y sangrando cada poro de tu cuerpecito, algunos te enviaron una lluvia de
bombas que te hicieron comprender de golpe términos como geopolítica, grandes
potencias, rebeldes, Daesh, tropas presidencialistas, estrategia y por encima de todo, daños colaterales.
Piensa mi niño que no es importante
perder todos tus juguetes, que exploten por los aires tus sueños, perder a toda
tu familia, pues hay veces que tras la nube de polvo que queda tras una explosión
las cosas se ven de otra manera y, el día de mañana, seguro que serás feliz
creciendo en un paisaje de ruinas, abriéndote paso entre escombros, saltando
cadáveres y estudiando en una escuela sin libros donde los alumnos son huérfanos
como tú.
El día de mañana seguro que tienes un
gran futuro escapando de las bombas que te lanzan unos y otros, decidiendo en
un gesto enorme de generosidad, morir tras la bombas del Daesh, Rusia, EEUU,
Rebeldes o Bashar al Asad. ¡No llores no!, esa bomba que te lanza vale más
dinero que la vida de las personas de todo tu país, ¡menudo regalo caído del
cielo!.
¡Cuando ya no puedas más no sientas
nunca miedo pues no tienes derecho!. Seguro que puedes agarrar un barco de mala
muerte o una barca de juguete y cruzar un mar convertido en camposanto y
lanzarte a una vida mejor. Al otro lado, en la otra orilla, un montón de gente
te recibirá con los brazos abiertos para ayudarte pero no podrán hacer más.
Otro montón de gente que nunca estarán para ayudarte cuando llegues exhausto,
llenarán tu camino de alambradas, muros, gases y deportaciones intentando que
regreses al país de donde procedes aunque allí te espere la muerte. ¡Es que lo
queréis todo!, ¡queréis vivir, una vida mejor, un futuro, no morir de hambre,
que no os violen, que no roben a vuestros hijos, que no caigan bombas, vivir en
paz, tener una casa, agua, comida, medicinas!, ¡coño es que lo queréis todo y
todo no se puede tener!, ¡no seáis egoístas!.
Llegáis a una Europa perdida y sin
corazón que no tiene ni idea qué hacer con los refugiados que escapan del
terror. Personas que no vienen a buscar trabajo sino a sobrevivir. Es una pena
que no seamos capaces de recordar cuando a un vecino se le caía el techo de su
casa y siempre alguien le invitaba a vivir temporalmente en su casa.
Ojalá algún día nuestros políticos
comprendan que con el miedo y la necesidad no se debería hacer política ni
querer ganar votos, intentando dar el mejor refugio posible a personas que
sufren hasta que puedan volver a su tierra. Dejémonos de sonrisas, de abrazos,
de muros, de alambres, de Welcome o de otras chorradas que ellos no comprenden
cuando lo que desean es una manta, un techo, un plato de comida y un abrazo de
sus seres queridos.
¡Qué pena Omran que sigas con esa
mirada sin comprender la suerte que tienes!